23 nov 2008

Palabras


Las palabras no son inocentes. Ojete Calor tiene una canción de frases que no valen nada, de frases inócuas y es cierto que con el exceso de uso las palabras pierden contenido, no tienen la misma fuerza expresiva "cosa" que "guerra".
Las palabras no son inocentes. Lakoff nos analiza los marcos ideológicos que algunos sintagamas cargan en sí mismos. Los contenedores de pensamiento, las fundaciones de los partidos políticos, se encargan de crear estos sintagmas para convencernos, para habituarnos a pensar de la manera que a ellos les conviene para aprovar una ley sin demasiadas trabas. Hemos aprendido mucho desde que en la II República se salió a las calles para evitar que los cementerios los gestionasen los ayuntamientos, así que antes de quitar más poder a la iglesia primero hay que hacer una batalla de concienciación ciudadana. Y desde luego también se está haciendo un trabajo eentusiasta por parte de los medios de comunicación para que nos resulte aceptable la eutanasia, incluso imprescindible. Uno de los sintagmas que más rápidamente han calado en nuestro vocabulario contemporáneo y que esconde todo un sistema económico es "carga fiscal". Es imposible dejar de pensar en un elefante con ese sintagma.
El lenguaje no es en absoluto inocente, y por eso discutimos la otra noche en casa de Al, cenando unos cuantos amigos, sobre si el lenguaje es sexista o no. La frase que no vale nada fue "el lenguaje es de todos, por lo que no es sexista". Pero nos olvidamos de que el lenguaje se crea continuamente, que se puede introducir un término como "kinkonada", que se popularice y que termine formando parte de nuestro léxico. El lenguaje tiene términos como "mulato" que viene de mula y que en un principio fue bastante más racista de lo que somos conscientes hoy.
El lenguaje no puede ser inocente cuando nosotros tampoco lo somos.