27 mar 2007

Terrazas madrileñas

Una vez más El País.com tiene una sección sobre mi ciudad. Rafa me ha mostrado esta foto cuando he ido a saludarle antes de ir a trabajar. Es lo bueno de tener tu propio horario, puedes mantener buenas costumbres como comprar el periódico para desayunar, comprar la fruta del día y saludar a los vecinos del barrio. Aunque la librería de Rafa esté algo alejada de casa, me acerco muchas mañanas a comentar las noticias, mi vida o algún libro. De su vida, ya sabéis, habla poco.
La foto la podéis ver en el blog de Marta Pereyra, fotógrafa. Y desde luego, es una buena terraza para tomar un café con tu pareja si puedes contemplar desde aquí la ciudad. La próxima vez que venga Al le llevaré. Me encanta descubrir nuevos parajes de mi ciudad.
Gracias, Marta, por las vistas desde tu azotea.

18 mar 2007

Domingos por la tarde


Las tardes de domingo tiendo a imaginar qué hacen las personas que conozco mientras me dedico a escribir. Como sufro este mal de literatura que Vila-Matas muy afortunadamente llama el Mal de Montano, imagino una cámara que se mete en cada vida privada mientras suena esa melancólica música de Amandine. Me imagino a mí, vista desde detrás, con mi copa de vino blanco, pensando, dejando caer la cabeza hacia atrás mientras aflojo los hombros o me estiro. Me imagino inteligente y sensual. Con las luces de las mesillas dadas, creando un ambiente cálido, para darle cuerpo a esta música nacida en la gélida Suecia. Me imagino a Al, muerto de sueño, echando una cabezada en el avión, con el periódico sobre sus rodillas, deseando llegar a casa, y sin ganas de ponerse a trabajar de nuevo, pero con unas terribles ganas de empezar un nuevo proyecto. Me imagino a Martín, delante del espejo del baño, decidiendo si se quita o no la barba. Me imagino a Raquel, paseando por la playa, en esta noche fría, dejándose azotar por el viento mientras llama a su perro a gritos, con miedo de que se le pierda en la oscuridad, con la falda metiéndose entre sus piernas y las botas clavándose en la arena. Me imagino a Rafa, en casa, viendo La caja Kovak, en dvd, llorando por culpa de la versión de Gloomy Sunday que sale al final de la peli, no por la peli, buscando, después, la versión de Bjork para escucharla mejor. Me imagino a Pepe, en su habitación, sin poder dormir, de nuevo, liándose un peta sin ganas pensando que quizá eso le relaje un poco, echando de menos a su novia francesa. Me imagino a Alberto, acariciando a Dylan, en su habitación mientras chatea con una chica que acaba de conocer y que no llegará a conocer del todo. Adela estará en su casa, pendiente de los ruidos, intentando corregir exámenes, pero con la duda de ser observada por alguno de sus vecinos. Me imagino insomne, a las cuatro de la mañana, leyendo, con uno de mis gatos sobre mí. Te imagino escribiendo, en un piso enorme, con grandes ventanales, mirando la ciudad y recordando el aroma de la infancia.


Madriz es una ciudad solitaria los domingos por la tarde.

12 mar 2007

Sugerencias


Rafa me ha preguntado hoy por la Guía.
“Estoy en ello”, le explico.“Me voy a quedar con las ganas de saber si hay salida directa al mar o no”.
“ Ya ves, de ese chico que buscaba Auster en inglés...”
“Martín”, le interrumpo.
“Sí, ese. Pues no he vuelto a saber nada. Claro, el libro de Auster es tan flojo... Me he empezado a leer el de Zadie Smith. Ya te diré qué tal. Pero no te cambio de tema.”
“No me cambies, que te enrollas. Es que la Guía se está liando un poco. Primero pensé en mostrar todos mis lugares, los más mágicos de esa ciudad, como en aquella ocasión en la que se confundieron los del circo Ruso y trajeron un circo de freaks, con mutaciones genéticas, tan raro, no estoy segura de si hasta pusieron música de Boards of Canada y todo. Es que he comprendido, según escribía, que para mí Madriz está llena de gente. Gente con la que me tropiezo por la calle, que la sigo, que me atrae por alguna razón, y también por mis amigos, mis vecinos, y las cosas que pasan en sus calles. Que mi ciudad no son solo unas pocas fotos. ¿Cómo voy a presentar todo eso, tan complejo me parece, a alguien que no sabe nada, a un despistado, para más señas?”
“Se te ha liado un poco. ¿Tú crees que llegarás a plazo?”
“Ya te digo yo que no.”
“¿Me admites una sugerencia?”
“Claro Rafa, cerebro privilegiado.”
“Cementerios.”

Y entendí perfectamente lo que quería decir por lo que será, obvio, el siguiente capítulo de mi Guía. Sigo admitiendo sugerencias.

10 mar 2007

Una mañana de sol con Al y Rafa


Encontrarnos en la librería de Rafa siempre es un placer. Esta mañana hemos disfrutado de un sol espléndido en la calle de los Libreros y Rafa se encontraba de un extraño y poco usual buen humor. Creemos que ha conocido alguien interesante. Nos preguntamos entre susurros Al y yo si será hombre o mujer. Rafa tiene una sexualidad poco manifiesta. Al es cineasta, viejo amigo de los Estados Unidos, que está pasando conmigo unos días. Es algo despistado, tremendamente comprensivo con los defectos humanos e intolerante con la insensatez y la estupidez. Una de sus frases favoritas es: "ese tipo se regodea en cada una de las letras de la palabra cretino", que con su acento, realmente marcado el primer día de estancia en Madriz resulta enormemennte gracioso. El tema de conversación siempre ronda lo personal, aunque esta vez era obvio que ambos iban a despotricar contra la mani de la tarde.
“Esta vez van a lograr que vaya a votar a los socialistas. Por primera vez en toda mi vida fallaré a la verdadera izquierda con tal de que no salgan esto energúmenos”
“Es normal que aprovechen esta oportunidad claramente política. Por una vez que es complicado hacer entender el concepto de política a la masa. La masa se mueve más por criterios morales”
“¡Ay, Candela! Esta vez vas a tener razón. La política y la moral son difíciles de conjugar. Las decisiones políticas maquilladas con índole de bondad frente a la maldad son más resultonas, más electorales y más populistas. ¿De verdad crees que este país no va a saber entender que hay que negociar para llegar a la paz? ¿Que si no tenemos nosotros las cosas claras ellos no van a dar ningún paso?”
“Lo que me gustaría por una vez es que saliesen las cosas bien y Otegui diese un paso en contra de la violencia, como gesto, como símbolo de que la izquierda tiene razón, en cualquier caso. A ellos les conviene que el PSOE se mantenga. Con los banderolas van a ser todo mucho más difícil. Estaría bueno y sería un gran palo. Sería como ganar una Copa de Europa en el último minuto y de penalti. En este país la gente es del PP como se es de un equipo de fútbol, sin sentido crítico”
Al nos escucha silencioso y observa de reojo a Rafa, que a pesar del tono de la conversación habla animado y sonríe. Al piensa que es una mujer, por el brillo de las pupilas. Y por el movimiento, nuevo y recurrente de su mano derecha, argentina.
Al se sonríe y sé lo que está pensando. Demasiado tiempo juntos. Espero que muchos más. Esta noche le llevaré a cenar al Ojalá, unas tostas y un poco de buena música, tomaremos una copa en el Populart e intentaré que no eche de menos nada que guarde en su memoria. Qué importante es que los amigos sean felices. Qué importante es que Al vuelva a ser feliz. Aunque sean 65 minutos, antes de su regreso. Al sufre el Mal de Montano de una forma acentuada. Es de mi clan. Me siento agradecida por ello.

1 mar 2007

Las calles llorando


He salido del cine y parece que he llorado las calles. He caminado desde la Plaza de España, por Leganitos y seguían las mismas tiendas que he visitado mil veces, la tienda de guitarras donde Alberto me compró mi pedal de distorsión y más arriba, la mejor tienda de rock de Madriz. Desde la Plaza de Santo Domingo he bajado por la calle de las tabernas, la Costanilla de los Ángeles, si no recuerdo mal, todas cerradas, hoy lunes, la tienda de compra-venta de discos seguía abierta, y El Rincón de Momo, donde Ópera Prima siempre tiene algunos libros en depósito.
Arenal estaba muy cambiada, ya sin obras y medio calle peatonal, más transitada, más tranquila, más hermosa. He subido por Bordadores, dejando Ginés a mi izquierda, para ir hasta Méndez, a cotillear algún libro. Lástima que también estuviera cerrada. Probablemente es la única librería de Madriz, junto con la de Rafa, que merezca la pena y que no haya visitado con Martín. La segunda opción, no por ello peor, ha sido la Librería de Mujeres, según pasas Marqués de Pontejos, detrás de la Plaza Mayor. Estaba abierta y tan solitaria que no he visto a la dueña detrás del mostrador, como siempre. Estaba tan vacía que los libros parecían susurrar a su gusto. Hanna Arendt y Zambrano, proagonistas, como siempre, de todo el alboroto, entre susurros, para no despertar a los cuentos para niños que se amontonan en la mesa de novedades del fondo.
Por la calle de la Bolsa hasta la Plaza de Benavente, siguiendo el hilo de agua de esa lluvia que no sé cuándo ha caído, si mientras estaba en el cine o mientras te recordaba entre las calles. La tienda pop también sigue abierta, tan luminosa y llena de objetos, como un cajón de sastre, tan pintoresca y tan genial. El España Cañí también se encontraba vacío. Unos alemanes se reían en la plaza de manera bastante sonora. No recordaba que los alemanes fueran tan ruidosos. Parecían británicos. El Café Central, sin embargo estaba a tope, ruidoso, lleno de parejas, con humo, qué raro un lunes. El Populart, semivacío, gozaba de la tranquilidad previa al concierto: el dueño limpiando vasos, el músico afinando, yo tomando un té y leyendo a Vila-Matas.
Decido pasar por la Filmoteca a la salida. Este mes hay un ciclo de cine coreano pero no sé si podré hacer una escapada. Bajo a Lavapiés por Ave María y la melancolía y la nostalgia gotean las paredes. ¿Ana y Yesi seguirán viviendo en el mismo piso? Cómo ha cambiado todo desde agosto. No sólo nosotros. Lavapiés está triste y solitario, falto de los testigos que nos observaron abrazarnos en esta misma esquina, después de repetirme por enésima vez que tenías el trabajo perfecto, ibas a tener la casa perfecta, ya la tienes, y tenías a la chica que querías. Me abrazase desde abajo, obligándome a corresponderte echando mis manos a tu cuello. Qué cálido, qué feliz, qué hermoso estabas. Y desde la plaza, donde siguen los mismos borrachos en los mismos bancos, hasta la Libre de Lavapiés, con Herbata cerrado, te he imaginado, te he recordado, cada uno de tus gestos, con los labios, cada una de tus expresiones, tus ademanes con las manos cuando me explicabas, tan exacto, la conjetura de Goldbach. Y en la Libre no estaba esa chica que te miraba tanto, he comprado dos libros, y tenían una biografía de Fieman. Qué ganas he tenido de llamarte. ¿Y para qué? Doy media vuelta y busco la sombra de Martín que yo no me sigue, porque ya no hace falta matarme. Escucho a Espers y pienso que le puede gustar este tipo de música, pero no me quiero parecer a la otra, que no le dejaba seguir su vida.
Sigue tu vida, sin mí, que soy sólo una sombra del verano, como esta lluvia que recorre las calles y que no sé cuando ha caído.