18 mar 2007

Domingos por la tarde


Las tardes de domingo tiendo a imaginar qué hacen las personas que conozco mientras me dedico a escribir. Como sufro este mal de literatura que Vila-Matas muy afortunadamente llama el Mal de Montano, imagino una cámara que se mete en cada vida privada mientras suena esa melancólica música de Amandine. Me imagino a mí, vista desde detrás, con mi copa de vino blanco, pensando, dejando caer la cabeza hacia atrás mientras aflojo los hombros o me estiro. Me imagino inteligente y sensual. Con las luces de las mesillas dadas, creando un ambiente cálido, para darle cuerpo a esta música nacida en la gélida Suecia. Me imagino a Al, muerto de sueño, echando una cabezada en el avión, con el periódico sobre sus rodillas, deseando llegar a casa, y sin ganas de ponerse a trabajar de nuevo, pero con unas terribles ganas de empezar un nuevo proyecto. Me imagino a Martín, delante del espejo del baño, decidiendo si se quita o no la barba. Me imagino a Raquel, paseando por la playa, en esta noche fría, dejándose azotar por el viento mientras llama a su perro a gritos, con miedo de que se le pierda en la oscuridad, con la falda metiéndose entre sus piernas y las botas clavándose en la arena. Me imagino a Rafa, en casa, viendo La caja Kovak, en dvd, llorando por culpa de la versión de Gloomy Sunday que sale al final de la peli, no por la peli, buscando, después, la versión de Bjork para escucharla mejor. Me imagino a Pepe, en su habitación, sin poder dormir, de nuevo, liándose un peta sin ganas pensando que quizá eso le relaje un poco, echando de menos a su novia francesa. Me imagino a Alberto, acariciando a Dylan, en su habitación mientras chatea con una chica que acaba de conocer y que no llegará a conocer del todo. Adela estará en su casa, pendiente de los ruidos, intentando corregir exámenes, pero con la duda de ser observada por alguno de sus vecinos. Me imagino insomne, a las cuatro de la mañana, leyendo, con uno de mis gatos sobre mí. Te imagino escribiendo, en un piso enorme, con grandes ventanales, mirando la ciudad y recordando el aroma de la infancia.


Madriz es una ciudad solitaria los domingos por la tarde.

No hay comentarios: