Un mes encerrada trabajando y celebro la conclusión de mi novela con más trabajo, comenzando ya El misterio Verónica Perks, lo que espero que sea el contrapunto a Las Punky Prinesess, una novela angustiosa donde no se sabe quién dice la verdad, quién es sincero y quien no, como la vida misma.
Pero no creais que vivo para trabajar, también hago escapadas de vez en cuando. Una de ellas a un concierto de Pop around the world. He de confesar que alguno de mis amigos eligen sus conciertos como de una competición se tratase, "a estos no, son mejores estos otros". Por mi parte intento ir a todo lo que me gusta, a darle placer a mi oído, del que tiendo a pensar que forma parte de mi aparato reproductor puesto que pocos hombres en solitario me han dado más placer que un buen concierto de rock. Va a tener razón el pobre Barthes en aquello del arte como forma de comunicación erótico-festiva.
El concierto fue estupendo, el ambiénte cálido, con poca gente, como suele pasar con los grupos teloneros, porque después tocaban los Wilco. Me lo pasé en grande ocn los dos grupos, creo que llegué a ronronear y todo.
A la mañana siguiente me desperté temprano, no quería pillar demasiada caravana a la entrada de Madriz, incluso los sábados hay atascos, es increible. Y aquí llega lo curioso, a la salida de Barcelona me encuentro el primer atasco, una furgoneta aparacada en el arcén, unos cuantos iconos y a nada menos que a los chicos del grupo con cara de pocos amigos. Vencí mi timidez y puse mi intermitente, paré delante de ellos, me presenté como buenamente pude con mis tartamudeos y mis tropiezos patosos a lo Woody Allen, y me ofrecí a echarles un cable. Ya habían llamado al seguro y estaban esperando a la grúa, pero agradecían el gesto y, si no era mucho abusar, agradecerían aún más que les acercase a Madrid, no fuera que se retrasase mucho el tema.
Una vez en el coche, sonando Ga ga ga ga de Spoon, Martín, sentado en el lugar del copiloto, me volvió a agradecer el detalle.
- ¿De verdad estuviste en Alicante? Fuimos pocos gatos y no me acuerdo de ti.
- Me gusta pasar desapercibida. Pasé unos días en casa de unos amigos en Altea, y me acerqué a escucharos a Alicante y a Valencia, cuando tocásteis con The delgados.
- Y ahora te acercas a Barcelona. Me sorprende que podamos llegar a tener fans así de fieles.
- Es que habéis tocado con los Wilco. Y si hubiese podido, hubiese ido al que hicisteis con Pájaro Sunrise. Ese grupo tiene una de mis canciones del mes.
- Esa frase es muy Hornby, ¿te gusta?
- Bueno, hace años que le leo, y tiene algunas novelas muy buenas y otras no tanto, como todos. Lo que sí es cierto que hay algunas obras que te marcan porque llegan en el momento justo, más allá de su calidad, que en este caso creo indudable. Desde luego una fue el
Bug de Dinosaur Junior, al que le siguió inevitablemente el
Nevermind de Nirvana. El otro ha sido
Alta fidelidad. Supongo que junto
American Phsico. Los considero pilares de una forma cultural determinada, al margen de lo ofical, de las ventas a mansalva y de lo dictado en las universidades como culto. Aunque reconozco que de todo ello picoteo. Crecí en los noventa, así que sí, me gusta.
- ¿Y me has dicho que te llamas Candela? Es un nombre bonito. Poco común en Madriz.
- En realidad es Kandela con K.
- Te llamas igual que una escritora que sigo, tiene un par de cosas publicadas bastante interesantes y dicen que dentro de poco sacará algo nuevo.
- ¿Sí? -Oviamente ese lado vanidoso que todo escritor lleva dentro provocó una - Nunca a publicado fotografías suyas. Es curioso, porque estamos en la época más audiovisual de la historia, y pensaba que la vanidad es uno de los motores del arte.
Touché. ¿Y cómo sabes que va a sacar algo pronto?
- Tengo un amigo que trabaja en Anagrama. Además dentro de los ambientes periodísticos lo sabemos todo.
- Eres periodista...
- Sí, ¿no lo sabías?
- Que me guste cómo tocas el bajo no quiere decir que me interese por tu vida.
- Supongo que es la diferencia entre ser periodista y ser escritora.
- Entonces sabrás que no concedo entrevistas. Tenlo en cuenta porque el viaje a Madrid es largo y no es plan de que me hagas callar. Hablo como una cotorra, por los codos, y lo pasaría fatal.
- No te preocupes, tampoco me apetece terminar en la Rockdeluxe con declaraciones cruzadas sobre odios tan antiguos que nadie se acuerda de dónde salieron.
- Ok, entonces no puedo darte más que la bienvenida al club
- ¿Qué club?- preguntó entre divertido e intrigado.
- El de las Punkitas.
El trayecto siguió entre risas, buena música y Alejo cabeceando en el asiento de atrás.