22 sept 2007

Azar


Hay algo mágico en tropezar con un desconocido. Puede ocurrir que huela mal, y sea un mal educado y sepas que nunca, en ningún momento será nada en tu vida. Pero puede ocurrir que vuestros hombros choquen, por azar, en la puerta de una gran librería. Tú, porque ibas ensimismada, con los cascos del ipod puestos, atenta a qué carajo dice Manu que no se le entiende bien en esa canción que te gusta tanto. Él porque va charlando alegremente, o quizá discute de forma apasionada, con un amigo. Y en ese choque se cruzan vuestras miradas, por un segundo, y te das cuenta de que te gustan sus pequeños ojos de miope, detrás de unas pequeñas gafas negras de metal, que te gusta cómo huele, y el tono de su voz al decir “disculpa”. Se aleja y te preguntas qué habrá comprado, le pega que esté leyendo Neverwhere. Así que le miras a través del ojo izquierdo de Edgar, de ese que lo ve todo en blanco y negro, y te enamoras, perdidamente y para siempre, de esa sombra que se aleja, de esos vaqueros caídos y una camiseta negra. Puede ocurrir que él, que ha sentido lo mismo se de media vuelta en el último segundo, buscándote con la mirada, cuando tú lo has dado por perdido y ya te has metido en la librería, desapareciendo de su vida para siempre.
A veces pasa que ese encuentro entre desconocidos se produzca por Internet: un blog literario, un par de fotos, tres frases en las que piensas me podría enamorar de él con sólo olerle. Pero nunca le vas a llegar a oler, nunca vuestras miradas se chocaran en un cruce a destiempo, el abismo es insalvable.
Las historias de amor vistas a través del ojo de Edgar, el que provoca el mal de Montano, ese que lo ve todo en blanco y negro, son maravillosas y eternamente fugaces.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

mucho mejor las gafas de pasta que de metal. a ver cuando me explicas seriamente lo de montano que tanto te trae de cabeza.

mil besoss

Anónimo dijo...

Dios Mio, Shakespeare and co. de París que librería más maravillosa... para comprar un libro, para leer... y para de repente descubrir, si, a esa chica que está leyendo sentada a ese libro que buscabas hace tanto tiempo...
¿Qué hacer?

Anónimo dijo...

Ohhh... esa esquina, esa maravillosa esquina junto al Sena...

Encuentros... y me pregunto: ¿querría Kandela encontrarnos tal vez?

Kandela dijo...

Encontrar espíritus afines siempre es un placer.