12 ene 2007

Hasta en inglés


Después de unos días de mucho estrés laboral, me acerqué de nuevo a la librería de Rafa. Les echaba de menos, si me lo queréis creer. Me habló del nuevo libro de Auster, la gente se lo estaba empezando a pedir en inglés, lo que faltaba.
- “Les dan un premio y se ponen de moda, ¿cuántos años llevamos leyendo autores que luego premian? Y la gente se vuelve como loca, que si en inglés. En fin, dame paciencia que si no…” Me dijo nada más entrar.
- “Pues sí que me voy a relajar yo aquí. Que he venido en busca de paz”.
- “Para eso, la iglesia. Como decía mi abuelo”.
- “¿Pero tanto te irrita? Seguro que Penguin lo distribuye en bolsillo. No te va a dar tanto trabajo.”
- Lo sé. Lo que me jode es que encima el mocoso era encantador, tan educado, con un tono de voz agradable, suave, no decía una palabra más alta que la otra. Así que tengo que pensar que sí se lo va a leer en inglés porque habrá estudiado en un colegio caro, bilingüe y toda la chicha. A mí lo que me gusta de los snobs es meterme con ellos. Éste no parecía snob.”
- “Pues mejor, ¿no? Así te habrás ganado un cliente, que lo necesitas.”
- “Estuvimos hablando un buen rato. Un tío culto, además. No de los que te ponen las llaves del coche y el móvil encima del mostrador para fardar. Me contó sobre libros, traducciones que había encontrado en librerías de viejo en Budapest y Praga de autores que sólo conoce mi padre, y me sorprendió con que él conoce una salida al mar en Madriz, que se la enseñó su abuelo, pero no me dijo nada más. Algo enigmático, justo en ese momento le sonó el móvil y se tuvo que marchar. Me quedé con las ganas de preguntarle para contártelo y que lo pongas en esa guía tuya que estás elaborando.”
- “No hay una salida directa al mar. Te vaciló. Como un novato, Rafa, por dios.”
- “Lo que tú digas. Supongo que ya la conocerías, pero has de admitir que a lo mejor no eres la que más sabes de esta ciudad y que puede haber algún sitio, en Madriz hay muchos, que no conozcas.”
- “Para eso tengo mis trucos. Me conozco Madriz perfectamente. Y ese tipo te vaciló.”
- “Lo que tú digas. No voy a discutir. Si algún día os cruzáis que te lo cuente él. Si no, ya me enteraré, que me he quedado con las ganas. Pero a lo mejor no te lo digo. Por joder, que ya sabes cómo soy.”
- “De rencoroso.”

La tarde caía sobre Madriz, tal día como hoy, y las horas nos dejaban ir hacia ningún lugar, allí, en la librería de Rafa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay una salida directa al mar desde madrid, solo tienes que coger la carretera de la playa y ya...
Ma