17 mar 2008

Pautas

Cuando comienzo una novela, como cuando comienzo una relación, me creo una calma en que los días pasan sin nada más que me llame la atención que aquello en lo que enfoco toda mi energía. De vez en cuando bajo a la librería de Rafa, charlo un poco con él, comparto las noticias, las crisis electorales y los rumores del barrio; mantengo mi rutina de desayunar en el bar de siempre, para obligarme a salir de casa y pasear un poco, es lo malo de tener gato en vez de perro, excepto los días en que Jordi no tiene que madrugar, cuando podemos entretenemos entre las sábanas y me prepara el desayuno.
La nueva novela está, de nuevo, atascada. En cada ocasión me sucede lo mismo: tengo una historia que contar que me parece pueda resultar interesante, escribo del tirón varias parrafadas y al final me he vaciado en cuatro páginas. Todo sucede muy rápido, los personajes desaparecen y aparecen sin ton ni son y sin embargo la historia esta ahí, sé que al final saldrá una novela de estas cuatro páginas, sólo tengo que quedarme mirándolas el suficiente tiempo como para que una de las frases me de la pauta y desde ahí desglosarlo todo, capítulo por capítulo.
Así que esta tarde recorro Madriz con el portatil esperando encontrar un lugar con wifi donde pueda sentarme y escribir desde otro punto de vista que no sea el escritorio de mi casa.
A veces eso me ayuda.

6 comentarios:

interpreta-sones dijo...

ánimo!
y musas!!

Anónimo dijo...

y si no hay musas, escucha muse, la cancion bliss

El Oso que Mira desde la Colina dijo...

Toda historia es un tapiz se teje con hilos de distintos colores, así que ánimo, que las historias se cuentan solas si las dejas.

"Estando en esto, llegó otro mozo de los que les traían del aldea el bastimento, y dijo:
- ¿Sábeis lo que pasa en el lugar, compañeros?
- ¿Cómo lo podemos saber? - respondió uno de ellos.
- Pues sabed- prosiguió el mozo- que murió esta mañana aquel famoso pastor estudiante llamado Grisóstomo, y que se murmura que ha muerto de amores e aquella endiablada moza de Marcela, la hija de Guillermo el rico, aquella que se anda en hábito de pastora por esos andurriales.
- Por Marcela, dirás- dijo uno.
- Por esa digo- respondió el cabrero-; y es lo bueno que mandó en su testamento que..."


Lo dicho mucho ánimo, invoca a la inspiración bajo el hechizo de música y olores y ...
...no caigas en la testación de Auster.

Anónimo dijo...

Ai Dios Mío...

Anónimo dijo...

Ai Dios Míííííío, cuidado con el oso

Anónimo dijo...

Dios mío, de qué va el mundo viejuno?