
Asomarse a la terraza en verano, leer mientras observas los tejados de la ciudad, la vida de tus vecinos, que a parecen de repente tras las cortinas y los visillos, se les oye, se les nota vivir, ¿dónde se meterán durante el invierno? Asomarse y ver a la pareja que vive enfrente, por una vez han corrido las cortinas y están ventilando la casa, él de pie, fumando, en calzoncillos, muerto de calor, lánguido, deja caer el brazo como si le pesase y se lo lleva con pereza a la boca; ella sentada, abrazándose las rodillas, mirándome, me ruborizo, no debería haber mirado tan fijamente, se apoya en la puerta y algo murmura. Me pregunto por qué están ahí y por qué tanto silencio, por qué no estarán escuchando algún nocturno de Chopin o algo de Buena Vista Social Club, estéticamente perfecto para ese momento. Me pregunto si habrán hecho el amor o habrán discutido. Me pregunto qué miran, qué ven por encima de mi cabeza. Desde mi terraza se ve Malasaña, dos patios, tres calles, un poco más allá adivino San Bernardo. Ellos, probablemente vean un poco más de lo mismo, quizá alcancen la plaza, alguna plaza. Pero me sorprende, me inquieta, su silencio, por qué no hablan, por qué no hay música. Es más, aunque hayan hecho el amor, aunque hayan discutido, cómo pueden hacerlo sin música. Y más en Malasaña.
5 comentarios:
incluso hacer vida sin musica fuera de malasaña es imposible, al menos para un personajillo como yo.
me ha gustado el texto, felicidades.
un beso manchego.
¡¡¡¿¿¿Es que no tienen alma???!!!
Si pueden vivir sin música seguramente no se la merecen.
Tú sí te la mereces, tienes alma.
Hay quienes sobreviven sin apenas estúmulos, sin despertar sensibilidades, sin que se les ponga nunca la carne de gallina. Son como estatuas con movimiento. ¿Cuánta gente hay, Kandela, que no lee NUNCA...? ¡NUNCA! Quienes sentimos el arte, cualquier arte -todo el arte-, representamos la resistencia a esa tandencia social dirigida a la renuncia de las emociones, de la propia sensación de "vida". Con el bienestar burgues uno puede comer, dormir, veranear en la playa y coleccionar chapas de refrescos, fumar en calzoncillos en la terraza mientras tu vecina te observa con la mayor de las extrañezas dibujada en su cara; pero con este modelo de existencia en absoluto se hace necesario sentir nada... A veces miro los edificios y me parecen granjas de humanos.
Resistencia, querida Kandela, resistencia... La próxima obsérvalos sin música, en puro silencia y dime si sientes el mismo vértigo que yo.
Un beso,
David
Un amigo malagueño me llamó, por la misma razón, "náufrago". "Resistencia" es otra palabra que me gusta,ideológicamente cargada, con la que me siento identificada. En un mundo como este alguien como Nacho Vegas diría que sólo nos queda sobrevivir. Cómo me gustaría que no fuera cierto, cómo me gustaría no tener que buscaros bajo las piedras, mis queridos náufragos. Creo que me moriría sin estos pequeños placeres que me aporta el arte y que mi mal de Montano hace que vea en algunos instantes de lucidez: creedme si os digo que esa pareja a la sombra y en su silencio, precisamente por la extrañeza que me produjo me parecieron hermosos, y no pude evitar imaginármelos en un pequeñó cuento. Quizá, algún día, leais qué les pasó.
Besos, David, y gracias por la visita.
lo mismo escuchaban amy says... y lo tenian super bajito.....
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