
Mis vecinos se han puesto a follar en la ventana. No en el salón y que les viera a través de la ventana. No. Sobre la ventana. Ha sido realmente extraño. Porque, además, en ese preciso momento me ha sonado el móvil, con esa curiosa manía que tengo de andar con él para que realmente sea móvil. Así que me he caminado sin saber lo que me esperaba, asomado un segundo, lo justo para ver cómo el maromo subía la falda de una chica impertérrita, daba un empujón, se metía empezaba a follársela. Me he quedado hipnotizada, claro, como en una película pendiente de ver cómo transcurría la situación. La chica era fría como el hielo, o él la tenía muy pequeña, porque no ha dicho ni esta boca es mía ni sí, Pepe, sí. Ahí ha seguido, observando el tráfico, el atasco, a la gente pasar. Él ha terminado en silencio y se ha ido, sin sonreír, sin la típica cachetada en el culo. Creo que ha sido el polvo más soso que he visto en mi vida. No es que haya visto muchos en directo. Creo que a parte de los míos no había visto uno desde tan cerca. Ahora me extraña menos que las parejas acaben en divorcio. Qué raro están siendo estos días en Madriz.
2 comentarios:
sabes que en este texto no voy a ser muy comunicativo....
pero te puedo regalar una cancion, "cantautores" de la habitacion roja, venía escuchandola en el coche de vuelta de madriz, yo no he tenido la suerte de ver cosas tan curiosas!!!
besipss
¿Seguro que estaban filmando una peli porno?
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