21 jul 2007

Porque hoy es lunes


Rafa se ha ido de vacaciones unos días con su novia argentina. He acordado quedarme en la librería estos días, que con el calor tampoco escribo hasta que no cae el sol, así que nos hacemos un favor mutuo. Porque los días pueden ser muy largos sin una piscina a mano en Madriz. Y lo bueno y lo malo de estar de cara al público en una ciudad como esta es que no para de ocurrir cosas extrañas, sorprendentes, o quizá sea mi mal de Montano, que me hace literaturizarlo todo.


Lunes por la mañana, quién se iba a imaginar que nadie va a tener ganas de entrar en una librería tan temprano. Abro, tranquilamente, enciendo las luces, desconecto la alarma, enciendo el aire acondicionado, hago una arqueo de caja, entra un niño de siete años. “Buenos días”, me dice. “Buenos días”, le respondo. Camina lentamente ojeando atentamente los libros, las contraportadas, investiga entre los ejemplares que Rafa amontona por el suelo sin orden ni concierto. Pienso si no será un enano en vez de un niño, pero no parece haber duda, sus mejillas sonrosadas, su cara sin arrugas, su agilidad. Elige Cien años de Soledad, lo que me sorprende, imaginaos cómo. Me acerco y le pregunto si no prefiere algo de la estantería del fondo, le digo con respeto señalando la sección que más se puede acercar a lo que un niño podría degustar, comics. Y me contesta que no, que le gusta Márquez porque cuenta historias como su abuela. Y no sé si refiere a la de Márquez o la de él mismo. Su respuesta es contundente y no me deja otra opción que dejarle leer, como si fuera una biblioteca, en silencio, mientras ordeno un poco y atiendo los pocos asiduos que me visitan a lo largo de la mañana.


Su mirada de inteligencia al salir conmigo me confirmó que mereció la pena.

1 comentario:

Anónimo dijo...

a ver si en un futuro no muy lejano entro en una libreria de madrid y te encuentro detras del mostrador, me haría muy feliz verte en tu tienda propia :)

besetes kandela