Escucho su voz y me emociono, y me imagino encima de un escenario, con esa voz, sin ver más allá del monitor que tengo delante, pero sintiendo a todo el público botar, grito, ¡vamos!, con toda la fuerza de mis pulmones, noto las venas de mi garganta, cómo me acaloro, me quedo sin aire y miro a mi guitarrista, que comienza su solo, mirando con cuidado sus manos, sus cuerdas, me mira, pero no sonríe, yo a él tampoco, estamos exhaustos, sudorosos, mis pantalones ajustados empapados, incapaz de pensar en nada más que en el momento, tenemos las canciones tan interiorizadas que sabemos qué va en cada palpitación, un acorde, otro, ahora un silencio y comenzamos todos de nuevo el estribillo, con la batería desgarrando, con su ritmo marcado, el bajista tocando como si le doliera, esta canción duele, desgarra, hiere y entumece, sé que no la puedo controlar, esa sensación atraviesa a cada uno de los que me escuchan, mi guitarra se deshace, se vuelve líquida, pesada, muevo mi brazo derecho con tanta rabia que parece que voy a golpearla, pero la quiero, la adoro, es parte de mí, de mi cara, de mi expresión, es capaz de decir lo que yo no puedo.
Mi canción, mi guitarra, yo
Mi canción, mi guitarra, yo
8 comentarios:
me encantan tus textos!!
Gracias, Expe, a mí me gustan tus fotos de concierttos, desenfocas muy bien.
Valoro mucho su prosa, Kandela: fresca y tersa...
Aquí le dejo un pedazo de reconocimiento, de suave fascinación.
Mejor explicación???? Imposible.
Este texto ya forma parte del local de ensayo de Rhodius y habrá que leerlo antes de salir de concierto... Muy bueno Kandela.
Si, como parece, por alguna razón piensan difundirlo, corrijan antes la falta ortográfica, por favor.
Gracias Oruga por leerme, tu suave admiración la siento cálida y cercana. Y gracias especialmente a Rhodius, no sabéis lo que ha significado para mí, ésta sí que es una buena razón para seguir, me va a ser imposible olvidar la expresión de David, conseguisteis encogerme el estómago. Que sea la primera de muchas... El 26 a quemar Madriz
botar:
13. intr. Dicho de una persona: Saltar desde el suelo.
Gracias Javier, qué haría yo sin mi talibán favorito.
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